Cuando te enteras de que tienes
cáncer de mama todas tus energías se enfocan en
tu tratamiento y en derrotar a la enfermedad, sin embargo, es necesario
que también busques herramientas para enfrentar el estrés, ansiedad, depresión,
insomnio y fatiga que esta batalla trae consigo.
Estudios recientes sugieren que el
yoga puede ser una de estas herramientas, ya que ayuda a disminuir estos síntomas y a mejorar tu
calidad de vida. Además de disminuir el dolor en general, algunas mujeres han
reportado menos bochornos y una mejora de la flexibilidad y la fuerza. Sin embargo, no debes empezar una rutina de yoga sin antes preguntar a tu médico especialista, sobre todo por el riesgo de padecer linfedema (lee la entrada del blog en septiembre: "Cuidados para prevenir el linfedema").
Antes de practicar yoga, estas son algunas consideraciones que debes tomar en cuenta para reducir tu riesgo de padecer linfedema:
- Debes comenzar tu programa de yoga muy lentamente.
- Busca un instructor que haya trabajado con pacientes con cáncer de mama.
- No practiques posturas que impliquen soportar mucho peso sobre los brazos o donde mantengas los brazos por arriba de los hombros más de 20 segundos.
- Trata de apoyarte en la pared.
- Presta mucha atención a las áreas donde fueron removidos los nódulos linfáticos o las áreas que recibieron radiación, si estos lugares se sienten inflamados, adoloridos o con hormigueo, suspende el ejercicio y acude con tu médico.
- No practiques yoga en un cuarto muy caliente.
- Modificar las posturas o descansar en cuanto sientas que tu brazo está cansado.
Fuente: Johns Hopkins Hospital
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