Un reciente estudio
señala el daño potencial que la radiación de microondas (MWR, por sus siglas en
inglés) emitida por dispositivos inalámbricos puede provocar a los bebés en el
vientre materno y a niños.
Luego de una revisión
exhaustiva de literatura científica y documentos relacionados con el tema de 2009 a 2014, el doctor Lloyd Morgan y
su equipo publicaron los resultados en el Journal of Microscopy and
Ultrastructure.
De
acuerdo con la investigación, los bebés y niños enfrentan un riesgo mayor de daño
neurológico y biológico al ser expuestos a las MWR emitidas por dispositivos
inalámbricos, ya que su tejido cerebral es más absorbente, su cráneo es más
delgado y su tamaño relativo es menor.
Morgan explica que,
mientras en los adultos el nivel de daño no cambia con la edad, en los niños el
daño es mayor entre más pequeño sea el receptor de la MWR. Se ha observado que el
tejido cerebral de los niños absorbe dos veces más MWR que el de los adultos y
su médula ósea lo absorbe 10 veces más.
El investigador explicó
que el límite de exposición segura a la MWR ha permanecido sin cambios durante
19 años, esto a pesar de que algunos estudios han mostrado un incremento en la
relación del uso celular y el cáncer cerebral; sin embargo, estos datos no
dejan de generar controversia en la comunidad
científica.
Lo cierto es que, de
acuerdo con los registros de incidencia del cáncer en Dinamarca y Estados
Unidos, los casos de glioblastoma (uno de los tumores cerebrales más comunes en
adultos) se han incrementado; lo mismo que en Australia.
“Pero como el tiempo
promedio de exposición entre un cancerígeno y el diagnóstico de un tumor resultante
de esta exposición es de 30 o más años, tendrán que pasar varias décadas antes
de que se pueda hacer un diagnóstico de algún tumor inducido por la exposición a las MWR durante la infancia”,
destaca el doctor Morgan.
Fuente: Medscape Oncology
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