martes, 19 de agosto de 2014

El Diario de Mary

26 de abril de 2014

Un fuerte dolor en la axila  me hizo despertar a la una de la mañana bañada en llanto y sudor. Cuando me revisé,  descubrí que tenía la axila quemada. Me di un baño de inmediato  y busqué  algo para detener las oleadas de malestar, sin embargo, el  analgésico  no me sirvió de mucho porque pasé  todo el fin de semana debatida entre el fuerte dolor y la fiebre. Me temo lo peor desde hace tiempo, pero aún no me he dado el valor para confirmarlo.

28 de abril 2014

Hoy ya no pude más y a las 5 de la mañana  dirigí mis pasos  al  Centro de Salud en donde estuve  6 horas esperando una consulta. Cuando por fin pudo recibirme, la doctora me dijo: “Esto es algo serio, necesita análisis pero en un laboratorio particular”, y es que ya no había tiempo de esperar dos meses una nueva cita en el Centro de Salud.


Regresé a mi local  donde fabrico fuentes y lámparas  y ya no pude más, me derrumbé llorando. Mil ideas cruzaron mi mente. Pensé en  mis tres hijos  viviendo en Tijuana, lejos de mí;  repasé la lucha de mi hermano quien hace años se enfrentó a un cáncer de testículo. Recuerdo como si fuera ayer cuando me confió lo que tenía y juntos transitamos el largo y doloroso camino que implica pelear contra el cáncer: Quimioterapias,  radioterapias y cirugías.

A pesar de todo, me llené de valor para enfrentar lo que ya más o menos sospechaba que tenía y me dije a mi misma que no podía seguir viviendo así, con llanto.

Levanté una oración: “Señor,  estoy en  tus manos,  pon en mi camino lo que sea para mi bien” y con esta confianza  solicité un taxi  y hacia las dos de la tarde  pedí que me llevara a La Panera en  el Centro de Temixco.  Era hora de enfrentar la verdad.

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